LA VIUDA: figura de una mujer escuálida y alargada que vestíade saya color negro, ha


EL GUANDO: se dice de una procesión fúnebre nocturna, que desfilaba llevando en parihuela un cadáver. La componían cuatro cargadores y cuatro alumbrantes y se los veía recorrer entre la media noche y la una de la madrugada por los alrededores del Barrio "Pandiguando", camino del cementerio.Los rezos y los lamentos que daban los caminantes, producían terror entre los vecinos, de modo que preferían encerrarse en sus casas y prender velas por el alma del difunto.
EL DESCABEZADO: viejas historias nos cuentan de un fraile Franciscano que demabulaban por los corredores del antiguo convento donde hoy se asienta el "Hotel Monasterio". Llevaba el capirote echado hacia atrás sobre los hombros y sus manos en actitud de piadosa oración. Mas nunca pudieron verle la cabeza.Portaba una camándula de cuentas fosforescentes y rezaba, y rezaba sin descanso.Años después, al ser descubierta en la cripta de la Iglesia de San Francisco la momia de un franciscano y dársele cristiana sepultura en la bóveda, dicen que "el alma en pena" no volvió a aparecer porque al fin pudo gozar de su "eterno reposo".
ENTIERROS: frecuentemente se ha hablado de luces fatuas que indi
HUESOS QUE ARDEN: también se narra la presencia de llamasde fuego sulfuroso que se manifestaban en los solares de casas abandonadas.En efecto, al escarbar esos sitios se encontraban calaveras y esqueletos humanos, posiblemente restos de cementerios indígenas de mucha antigüedad.
ALMAS


EL DUENDE: es la figura-mito más socorrida en la imaginaciónde gentes humildes, pero especialmente entre el campesinado.Se la identifica o personaliza como a un individuo fantasmal de muy baja estatura, rechoncho, de enorme sombrero y que camina contoneando el cuerpo al ritmo de las mangas demasiado largas de un saco desmesurado para su baja estatura.Recorría siempre los lugares donde reinaba la penumbra, de manera que su figura era muy imprecisa, lo que impedía a "quienes lo vieron" hacer una descripción siquiera aproximada de sus rasgos físicos.Solía emitir sonidos ululantes que infundían miedo a quienes los escuchaban.En los campos se le veía montar a caballo; y con frecuencia aparecían en las crines de cabeza y cola de estas bestias unas trencillas ensortijadas, cuyo origen nadie ha podido explicar con claridad.